miércoles, febrero 27, 2013

Algunas reflexiones acerca de los Ambientes de Aprendizaje, virtuales o físicos.



Un cuestionamiento que muy a menudo se genera con mis estudiantes de Maestría en Informática Educativa en La Universidad de La Sabana tiene que ver con entender la figura de los Ambientes de Aprendizaje y reconocer la gran diversidad de matices asociados a estos.

Surgen preguntas como:¿Qué componentes tienen?, ¿En que se diferencia uno físico a uno virtual?, ¿Un material educativo digital es en si mismo un Ambiente de aprendizaje?, o, ¿son los Ambientes de Aprendizaje los que contienen los materiales educativos digitales?

Pues bien, a raíz de estos cuestionamientos me pareció adecuado documentar algunas reflexiones iniciales en esta materia y por supuesto, aún más conveniente me pareció socializarlos en este blog.
Una primera precisión: Los interesados en este tema encontrarán mucha bibliografía que se expresa tanto en términos de “ambiente “ como de “entorno”.
Con algunas mínimas diferencias semánticas, finalmente estamos hablando de lo mismo, es decir , lo que rodea, aquellas condiciones o circunstancias que hacen posible que un proceso de aprendizaje se lleve a cabo. Ahora bien, en el marco de la educación formal, el aprendizaje y la enseñanza son dos caras de una misma moneda, es decir que si bien son dos fenómenos diferentes, son interdependientes, tienen una estrecha relación entre sí. En ese orden de ideas, cabría la posibilidad de asumir una cierta equivalencia práctica (no semántica) entre los ambientes de aprendizaje y los ambientes de enseñanza.

Quisiera traer a esta reflexión unos párrafos de un documento recientemente escrito sobre lineamientos institucionales para la educación virtual, en los cuales se expone una cierta conceptualización en esta materia:

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“Un ambiente de enseñanza y de aprendizaje es un escenario físico y/o virtual estructurado con la intención de lograr unos objetivos de aprendizaje concretos, a través de la articulación de diversos elementos como estrategias, métodos, actividades de aprendizaje y recursos educativos. Esto significa un proceso reflexivo en el que se atiende a las preguntas del qué, cómo y para qué se enseña (Coll, 1994, pág. 31).

En él intervienen diferentes actores como el docente, los estudiantes, el currículo, los recursos educativos y las TIC como agentes mediadores que proveen los elementos necesarios para la interacción, la comunicación, el intercambio y la conceptualización de los estudiantes.

En el marco de la educación virtual, usualmente los ambientes de aprendizaje son producto de la intencionalidad del docente o de grupos interdisciplinarios de diseño instruccional, de los cuales hace parte el mismo docente. Sin embargo, existen casos en los que esta intencionalidad responde solo a los intereses y expectativas del estudiante; un ejemplo de lo anterior es la construcción de un Ambiente Personal de Aprendizaje.”


Ahora bien, para profundizar en las complejidades propias de un Ambiente Virtual de Aprendizaje, valdría la pena profundizar primero en los entornos digitales, como el sustrato sobre el cual se desarrollan conceptualmente.

Uno de los grandes aportes de las ultimas dos décadas del siglo pasado fue la consolidación y crecimiento de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) entendidas en palabras de Adell (1997) como “el conjunto de procesos y productos derivados de las nuevas herramientas (hardware y software), soportes de la información y canales de comunicación relacionados con el almacenamiento, procesamiento y transmisión digitalizados de la información.”

Esta definición propone un aspecto muy interesante a considerar y que dirige la atención hacia la naturaleza digital de la información. Si bien es posible considerar que en un contexto amplio las TIC no se circunscriben exclusivamente al ámbito de lo digital, seria necio negar que la tendencia general apunta a que dicho tipo de información (digital) es cada vez más la razón de ser de las TIC.

Todos los aspectos de la vida personal, grupal y social de las personas se desarrollan en un entorno comunicativo que, antes o después, mientras trabaja o descansa, cuando consume o cuando produce, se va a ver traducido a ceros y unos, que corren a la velocidad de la luz. (Sierra, 2010, p. 310)

Otra verdad de a puño tiene que ver con que las TIC han  permeado todas las esferas de interacción del ser humano en la actualidad, tanto que se ha empezado a considerar desde hace unos años la existencia de un entorno de interacción paralelo al que llamamos “real”. Según Negroponte (1995), lo anterior denota a “lo digital” como el factor que permite la existencia de “lugares sin espacio” .

“Si realmente pudiera mirar por la ventana electrónica de mi living en Boston y ver los Alpes, escuchar los cencerros de las vacas y oler la bosta (digital) bajo el sol de verano, en cierta forma "estoy" en Suiza. Si en lugar de ir a trabajar conduciendo mis átomos en dirección a la ciudad, me conecto con mi oficina y realizo mi tarea en forma electrónica, ¿dónde está ubicado exactamente mi lugar de trabajo?” (Negroponte, 1995, p. 6)

Es en la posibilidad de estar sin ataduras espaciales en la que se sitúa el concepto “entorno digital”, el cual se propone al menos en dos dimensiones, una de carácter perceptual y otra, no desligada de la anterior, que se ocupa del flujo de la información.
En ese orden de ideas es posible entender los entornos digitales, desde el punto de vista perceptual como un asunto de representación distinta de nuestra realidad.

“El término digital nos arroja en un territorio físicamente inexistente, por eso se utiliza también el término virtual que es una metáfora para indicar lo que está debajo: el proceso de cálculo digital.[…]Nuestra percepción —es decir, la realidad macroscópica— es un mundo de continuidad, nada aparece y desaparece de golpe; la realidad de nuestra percepción cotidiana es una realidad modulada, de transiciones. Pero la representación digital es una modelación de nuestra percepción, donde nos encontramos con estados que son o no son (los bits), sin transición. En un entorno digital estamos dentro de una realidad diferente: la realidad de lo imperceptiblemente discontinuo como fundante.” (Bosch, 2002, p. 37)

En esta manera de reconocer los entornos digitales cabrían desde luego los desarrollos de realidad virtual, realidad aumentada e inclusive los espacios de interacción no inmersivos que se despliegan a través de los browsers o de las interfaces de los dispositivos móviles o los computadores personales e inclusive podría reconocerse como sinónimo del ciberespacio[1].

La otra manera de entender el entorno digital se sitúa en el ámbito de lo ubicuo y lo imperceptible para el ser humano y su asunto principal radica en el almacenamiento y flujo de la información digital. Dicha información está y se mueve por un entorno sobre el cual no tenemos oportunidad de adentrarnos con nuestros sentidos, sin embargo por esa razón no deja de estar y de moverse. En ese orden de ideas el entorno digital estaría compuesto por artefactos cuyo funcionamiento y propósito son parte del resorte de lo digital. Interactuamos con aparatos que se muestran físicos para nosotros y que hacen parte de una red de flujo y almacenamiento de información digital.

Relacionado con lo anterior, García, Portillo, Romo y Benito (2007, p. 3) hacen referencia a los “Nativos digitales” como:
“el término que describe a los estudiantes, menores de 30 años, que han crecido con la tecnología y, por lo tanto, tienen una habilidad innata en el lenguaje y en el entorno digital. Las herramientas tecnológicas ocupan un lugar central en sus vidas y dependen de ellas para todo tipo de cuestiones cotidianas como estudiar, relacionarse, comprar, informarse o divertirse.”

Bibliografía
Adell, J. (1997). Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información. Revista Electrónica de Tecnología Educativa , [online].
Negroponte, N. (1995). Ser Digital. Buenos Aires: Editorial Atlántida.
Bosch, M. (2002). La gestión del conocimiento en el medio digital: viejos problemas de tratamiento de información y aspectos nuevos. Ciencias de la Información , 33 (1), 35-44.
Sierra, J. (2010). Mapa de ruta actual de la alfabetización: TICD el tratamiento de la información y la competencia digital o enseñar a leer, escribir y publicar en el siglo XXI. Concept Maps: Making Learning Meaningful - Fourth International Conference on Concept Mapping (pp. 305-315). Viña del Mar: J.Sánchez, A.J.Cañas, J.D.Novak, Eds.
García, F., Portillo, J., Romo, J., & Benito, M. (2007). Nativos digitales y modelos de aprendizaje. Retrieved 03 31, 2011, from IV Simposio Pluridisciplinar sobre Diseño, Evaluación y Desarrollo de Contenidos Educativos Reutilizables SPDECE: http://spdece07.ehu.es/actas/Garcia.pdf





[1] El término Cyberspace, fue acuñado por el autor de ciencia ficción estadounidense William Gibson, para describir la cadena de recursos de información disponibles a través de redes de computadoras o telemáticas (DAT No 131, Bs.As., julio/1999, pág.20)